La escucha activa es una habilidad crucial para una comunicación eficaz, pero es más fácil decirlo que hacerlo. En un mundo tan acelerado como el actual, es frecuente distraerse o sacar conclusiones precipitadas antes de comprender del todo lo que alguien está diciendo. Afortunadamente, existen varios consejos y técnicas que pueden ayudarle a mejorar su capacidad de escucha activa y mejorar su comunicación con los demás.
Si eres estudiante, empleado o simplemente quieres mejorar tus relaciones interpersonales, estos ocho consejos te ayudarán a escuchar mejor y a ser un comunicador más eficaz.
Una buena comunicación es para mí lo más importante que tiene cualquier persona, ya sea en la vida personal, en el trabajo o en cualquier otro lugar o situación. Sólo con una buena comunicación podrás transmitir tus deseos, necesidades y sentimientos, y también saber estas mismas cosas de otra persona.
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La escucha activa se ha convertido en una técnica muy importante para establecer un diálogo eficaz entre el interlocutor y el oyente. Esta herramienta consiste en que una persona emite el mensaje y la otra escucha, comprende e interpreta atentamente la información proporcionada, verbal o no verbalmente.
Es importante destacar que la escucha activa no implica que el oyente deba absorber pasivamente mucha información, sino que muestre un interés genuino por el discurso del otro y forme así un vínculo con él.
En un entorno empresarial, hay muchas situaciones en las que se puede practicar la escucha activa: durante una reunión, cuando se escuchan comentarios, cuando se recibe orientación para realizar una tarea, etcétera. Estos momentos son oportunidades para escuchar y adquirir mucha información y conocimientos.
Para un directivo, es otra oportunidad de mejorar la relación y el rendimiento de su equipo, responder a las preguntas de los empleados, además de aliviar los conflictos que existen en su rutina.
Es una herramienta que realmente merece la pena invertir, ya que mejorará significativamente las relaciones interpersonales que se establecen en la organización, además de obtener resultados extraordinarios.
Distraerse con facilidad: Uno de los obstáculos más comunes a la escucha activa es distraerse con facilidad. Evite hacer varias cosas a la vez o preparar mentalmente su respuesta mientras alguien está hablando. En lugar de eso, presta toda tu atención al orador y elimina distracciones como mirar el teléfono o pensar en cosas que no vienen al caso. Si te mantienes totalmente presente, podrás participar activamente en el mensaje del orador.
Hacer suposiciones: Prejuzgar o sacar conclusiones precipitadas puede dificultar la escucha activa. Cuando se hacen suposiciones sobre lo que dirá el interlocutor o se forman opiniones prematuramente, pueden perderse detalles importantes o perspectivas alternativas. Acércate a cada conversación con la mente abierta y deja que el interlocutor exprese plenamente sus ideas antes de formarte juicios.
Interrumpir al orador: Interrumpir al orador es un error común que interrumpe el flujo de la comunicación. Muestra una falta de respeto e impide que el orador transmita plenamente su mensaje. En lugar de eso, ten paciencia y deja que el orador termine sus ideas antes de intervenir u ofrecer tu propia aportación.
No empatizar: La escucha activa requiere empatía y comprensión. No ponerse en el lugar del interlocutor puede impedir una comunicación eficaz. Cultiva la empatía intentando comprender las emociones, perspectivas y experiencias del interlocutor. Este enfoque empático permite una conexión más profunda y un diálogo más significativo.
Formular respuestas mentalmente: Mientras el orador habla, es habitual que te concentres en formular tu respuesta en lugar de escuchar activamente. Esto dificulta la comprensión del mensaje del orador. En lugar de eso, deja de planear tu respuesta y concéntrate en comprender las palabras, el tono y las señales no verbales del orador.
Escucha selectiva: La escucha selectiva es un error común que consiste en prestar atención únicamente a ciertas partes de la conversación que coinciden con tus intereses o prejuicios. Para superarlo, desafíate a ti mismo a escuchar todo el mensaje del orador sin filtrar ni favorecer partes concretas. Así comprenderás mejor su punto de vista.
Ignorar las señales no verbales: Las señales no verbales, como las expresiones faciales, el lenguaje corporal y el tono de voz, proporcionan información valiosa sobre las emociones y la intención del orador. Ignorarlos puede dar lugar a interpretaciones erróneas y a una comprensión superficial del mensaje. Presta atención a la comunicación no verbal del orador para comprender mejor su mensaje.
Centrarse sólo en hechos y detalles: Aunque los hechos y los detalles son importantes, centrarse únicamente en ellos puede restar valor a la escucha activa. A veces, las emociones subyacentes, el contexto o el subtexto son más importantes. Presta atención a las emociones, los mensajes subyacentes y el significado general del orador, en lugar de quedarte atrapado en las minucias.
No buscar respuestas y aclaraciones: La escucha activa implica pedir información y aclaraciones para garantizar una comprensión correcta. Si algo no está claro o es ambiguo, no dudes en hacer preguntas o pedir aclaraciones al interlocutor. Al buscar activamente retroalimentación, demuestras tu compromiso con la comprensión y fomentas una comunicación eficaz.
Estar distraído: La escucha activa requiere atención y presencia. Estar distraído o permitir que tus pensamientos divaguen puede dificultar una comunicación eficaz. Practica técnicas de atención plena como la respiración profunda y los ejercicios de enraizamiento para mantenerte presente y participar plenamente en la conversación.
Si evita estos errores comunes, podrá mejorar su capacidad de escucha activa y fomentar conexiones más significativas con los demás. La escucha activa es una habilidad que puede desarrollarse con la práctica y el conocimiento de uno mismo. Si eres consciente, empático y estás plenamente presente en tus interacciones, podrás entablar conversaciones más eficaces y satisfactorias.
Después de conocer y entender un poco más sobre esta poderosa herramienta que ayuda a establecer verdaderas relaciones humanas, te comparto algunos consejos que puedes poner en práctica, no sólo en el trabajo, sino también fuera de él.
Siga leyendo y compruébelo:
El primer paso para practicar la escucha activa es evitar distracciones e interrupciones en la conversación, como móviles, correos electrónicos, llamadas telefónicas, chats paralelos, etc. Aunque aún no lo creamos, todo esto ha tenido un gran impacto en la forma en que interactuamos con las personas y el mundo que nos rodea. Por lo tanto, es importante comprender cómo se producen estas interferencias y no dejarse abrumar completamente por ellas.
Si tienes problemas para no reaccionar a los estímulos externos, puedes confiar en las apps que te ayudarán a mantenerte concentrado y centrado en cualquier tipo de actividad que realices, ya sea un trabajo importante o una conversación con tu jefe.
Otro punto que nos cuesta controlar son nuestros pensamientos. En nuestra mente todo sucede tan rápido que muchas veces hablamos con alguien, pero con la cabeza con miles y miles de personas.
En este sentido, un paso importante que debemos dar para desarrollar la capacidad de escuchar activamente es entrenar nuestra mente, es decir, cada vez que hablamos con alguien y nos damos cuenta de que nuestros pensamientos se separan del diálogo, debemos poner esos pensamientos y traerlos. Nuestra atención se centra en la persona que tenemos delante y en lo que nos está diciendo.
Así, con el tiempo, nuestra mente estará totalmente entrenada y seremos capaces de escuchar mejor y de forma más activa lo que nos transmite el interlocutor.
Siguiendo con los consejos eficaces para desarrollar la escucha activa en el lugar de trabajo, otro paso importante que puede dar en este sentido es tratar de interesarse de verdad por lo que dice su entrevistador. Intenta que se sienta cómodo, reacciona a lo que te está contando, utiliza el lenguaje no verbal y mantén siempre el contacto visual. Así podrá expresarse correctamente y enviarle el mensaje deseado.
En esencia, escuchar significa prestar atención a lo que se dice y también a lo que no se dice. Es prestar atención a lo que dice el interlocutor, incluso al cuerpo, para poder comprender en profundidad lo que quiere decir.
Ante esto, lo que debes hacer básicamente es escuchar para mantener la atención, ya que la escucha activa implica interpretar el lenguaje verbal y no verbal del interlocutor. En este sentido, es importante que te esfuerces por comprender plenamente lo que la persona está diciendo y comunicando.
Cuando hable en el trabajo, evite la tentación de juzgar o sacar conclusiones precipitadas sobre lo que se está diciendo. Adopta una actitud comprensiva y colaboradora y encuentra las soluciones idóneas para resolver cualquier tipo de problema o conflicto que surja.
Cuando estés escuchando, no estés pensando ya en las respuestas, preguntas o juicios, centra tu atención en escuchar simplemente a la otra persona.
De este modo, se ganará la confianza de la gente y tenderá a mejorar aún más su capacidad de escuchar activamente a los demás.
Preguntar es una forma de saber y demostrar que realmente estamos escuchando y prestando atención a lo que se dice. Así que cuando estés en una conversación, haz preguntas para asegurarte y confirmar con la otra persona que el mensaje ha sido bien recibido, así como para obtener más información sobre el tema. Así la otra persona verá que te interesa lo que está diciendo.
Practicando este ejercicio, se establece una verdadera interacción con la persona que tiene delante, lo que permite desarrollar un excelente trabajo en común.
Ponerse en el lugar del otro es una de las mejores maneras de conectar realmente con él. En este sentido, otra forma eficaz de desarrollar la escucha activa es tener empatía por el otro, intentando comprender sus necesidades, motivos, expectativas, valores para que ambos podáis uniros y contribuir al trabajo del otro en el ámbito del entorno profesional.
Al final de cada conversación que tengas, ya sea con un compañero de trabajo o incluso con tu jefe, mi consejo, para que puedas saber por ti mismo si estás prestando atención a todo lo que se dice, es que adquieras el hábito de comentar el tema que se está tratando.
No impongas tus opiniones o soluciones: Al entablar una conversación, es fundamental adoptar una actitud abierta y abstenerse de imponer a los demás tus propias opiniones o soluciones. La escucha activa requiere suspender el juicio y considerar de verdad el punto de vista del interlocutor. Al evitar la tentación de intervenir con tus propias ideas, creas un espacio seguro e inclusivo para que el interlocutor se exprese plenamente. Este enfoque fomenta una comprensión más profunda y promueve un intercambio de ideas más significativo.
Por ejemplo, imagina que mantienes una conversación con un compañero que te cuenta sus dificultades en un proyecto concreto. En lugar de ofrecer inmediatamente tu solución o descartar sus preocupaciones, escucha activamente sus experiencias, pensamientos y emociones. Permíteles que se expresen plenamente y exploren juntos posibles soluciones. De este modo, demostrarás empatía, respeto y voluntad de colaborar.
Parafrasea y resume: Parafrasear y resumir son técnicas poderosas que demuestran tu capacidad de escucha activa y garantizan una comprensión precisa. Después de que el orador haya expuesto sus ideas o preocupaciones, tómate un momento para repetir o reformular sus puntos clave con tus propias palabras. Esto demuestra que participas activamente y ayuda a aclarar posibles malentendidos.
Por ejemplo, si un miembro del equipo está describiendo un asunto complejo durante una reunión, puedes parafrasear diciendo: “Si he entendido bien, estás diciendo que necesitamos asignar más recursos para cumplir el plazo del proyecto. ¿Es correcto?”. De este modo no sólo confirmarás que lo has entendido, sino que el orador podrá aclararlo o aportar más información si es necesario. Al resumir los puntos clave de la conversación, demuestras tu atención y tu compromiso con una comunicación precisa.
Al final del diálogo, dar retroalimentación al interlocutor, mostrar cómo se interpretó y absorbió la información, tratar de hacer una crítica constructiva, así como la alabanza, porque de acuerdo con este camino, todo el mundo es mucho más probable que llevar a cabo el trabajo de verdad.
La práctica de la escucha activa aporta numerosos beneficios al entorno empresarial en general. Conozca algunos de ellos a continuación:
Al incorporar la escucha activa a sus prácticas de comunicación, puede desbloquear estos importantes beneficios y crear una atmósfera positiva y productiva en sus interacciones personales y profesionales. Recuerde que la escucha activa es una habilidad que puede perfeccionarse con la práctica y la intencionalidad, lo que conduce a una mejora de las relaciones, una mayor colaboración y el éxito en general.
En conclusión, la capacidad de escuchar activamente es una de las habilidades más importantes que puede poseer un líder. Cuando los líderes practican la escucha activa, pueden comprender las necesidades y preocupaciones del equipo y establecer relaciones más sólidas. Pueden resolver los problemas con mayor eficacia y tomar decisiones más informadas.
Además, la escucha activa demuestra empatía y respeto por los miembros del equipo, lo que contribuye a crear un entorno de trabajo positivo. Los líderes que invierten en mejorar sus habilidades de escucha activa serán más eficaces en su liderazgo y tendrán un equipo más comprometido y motivado.
Para complementar tus conocimientos tenemos una completa guía sobre cómo convertirte en un mejor líder en ella encontrarás las mejores prácticas para lograr tu objetivo.
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https://www.verywellmind.com/what-is-active-listening-3024343
https://www.mindtools.com/az4wxv7/active-listening
Gracias y hasta la vista.
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